OTAZU LANZA ALTAR 2016, CON UNA ETIQUETA RENOVADA, QUE ENSALZA LA SINGULARIDAD DE SU TERROIR Y REAFIRMA LA CONEXIÓN ENTRE VINO Y ARTE

Otazu lanza la esperada añada 2016 de su vino Altar, un tinto 100% Cabernet Sauvignon con la que reafirma su compromiso con la excelencia vinícola y el arte. Esta nueva añada incorpora una etiqueta renovada que refleja, con mayor precisión, la esencia de la Bodega, la singularidad de su terroir y una conexión más profunda con el arte contemporáneo.

La etiqueta de Altar 2016 nace de la colaboración con el reconocido artista mexicano Héctor Zamora (Ciudad de México, 1974), quien concibió la obra Existencia (2019) para este vino. Cada botella incluye una huella única, creada con el suelo de Otazu, que simboliza la simbiosis entre la tierra y la mano que la trabaja. A través de esta mano, Zamora evoca la profunda conexión entre el viticultor y la tierra, su labor y dedicación para crear un vino que permanece fiel a su terroir. Esta representación convierte cada botella en un homenaje al equilibrio entre naturaleza, trabajo y arte.

Elaborado bajo la Denominación de Origen Protegida Pago de Otazu (D.O.P. Pago de Otazu), Altar 2016 proviene de una vendimia manual realizada en octubre de 2016 en dos viñedos seleccionados. Antes de la fermentación, se llevó a cabo una maceración en frío a 8°C durante una semana. Posteriormente, el vino efectuó una fermentación maloláctica con lías finas en barricas de roble francés Allier, seguido de un paso por barricas y un reposo mínimo de 60 meses en botella.

El resultado es un vino de color rojo granate, con aromas de frutillos silvestres y notas especiadas. En boca, destaca por su elegancia, equilibrio y un final largo y agradable.

Altar 2016 armoniza a la perfección con carnes al horno o a la brasa, quesos curados, cocina japonesa, arroces negros, pulpo y postres de chocolate. Se recomienda servirlo a una temperatura entre 16°C y 18°C para disfrutar plenamente de sus matices.

Con Altar 2016, Otazu consolida su posición como referente en la simbiosis entre vino y arte. El resultado es un vino que expresa con fidelidad la singularidad del microclima de Otazu y la influencia atlántica de su terroir.