El arte siempre ha tenido un protagonismo especial en la vida de Guillermo Penso. Las visitas a exposiciones y a galerías con sus padres comenzaron a estar presentes en su vida cuando era muy niño. “Ese amor que ellos sentían y siguen sintiendo por el arte es muy contagioso”, recuerda el director general de Bodega Otazu. La pasión de Penso por este fenómeno, que él define como “una ventana a una sociedad, a una cultura y la relación con su tiempo” se materializó en forma de proyecto en 2016, año en el que nació la Fundación Otazu. Desde entonces, el compromiso activo de Guillermo Penso con el arte y el vino no ha hecho más que crecer. Tanto es así que Penso se ha convertido en el único mecenas en España que une el arte y el vino. Prueba de ello es el ArtWeekend, un evento dentro del programa internacional de ARCOmadrid que tiene lugar en la Bodega Otazu y que en 2019 celebra su tercera edición.
Pese a que lleva mucho tiempo centrado en su labor como director general de Bodega Otazu y la presidencia de la Fundación Otazu, a Guillermo Penso le avala una extensa formación. Es licenciado en Ingeniería de Telecomunicaciones especializada en nanotecnología por la Universidad Técnica de Munich y ha cursado diversos másteres relacionados con la Filosofía, Economía y la Sociología Política en universidades de París, Londres y Pekín. Además, actualmente, es miembro del Consejo Internacional del Museo Reina Sofía de Madrid.
“El arte y el vino son manifestaciones de la cultura y un homenaje a la creatividad humana”, responde Guillermo Penso cuando se le pregunta por la que es, a día de hoy, una parte muy importante de su trabajo: la búsqueda incesante de vínculos entre el arte y el vino. “El proceso y la lógica interna de ambas disciplinas es la misma”, explica el director general de la Bodega Otazu: “Se parte de una idea en cuyo proceso de ejecución se dan una serie de imponderables, ya sea el clima o el tener que encontrar el material adecuado para realizar una obra. Hay que dar con la solución para materializar esa idea en un elemento que genere sorpresa y asombro”. Un ejemplo de esta fusión entre arte y vino es Vitral de Otazu, la alianza entre Bodega Otazu y el artista venezolano Carlos Cruz Díez. Una unión a la que Penso define como un proyecto ambicioso cuya pieza final verá la luz en 2042.
No obstante, lo que ha situado a Guillermo Penso en el epicentro artístico es la Fundación Otazu. Este proyecto, una “evolución natural de la Bodega Otazu y de su compromiso con el arte y la cultura”, nació hace cuatro años. En ese momento, Penso se dio cuenta de que era necesario impulsar un paraguas que agrupara y estructurara todos los proyectos de Bodega Otazu. Surgió así una institución que también tiene como objetivo fomentar la creación de espacios de encuentro entre diferentes disciplinas. En el presente, la Fundación Otazu se centra en diseñar y ejecutar los proyectos que relacionan industria y arte. Además, Penso se ocupa de la relación con los artistas y de la dirección curatorial de la colección de la Fundación Otazu.
Entre las iniciativas más aplaudidos de la Fundación Otazu se encuentran la Bienal de Otazu y Genios de Otazu. El primer proyecto se define como una proposición para que cuatro artistas generen una obra en un espacio exterior de la bodega. Por su parte, Genios de Otazu invita cada año a un artista al proceso de elaboración de un vino. El autor ha de reinterpretar la estética de una barrica de roble y generar una pieza que pasará a ser la etiqueta y caja del vino del que ha sido testigo. “Sobre todo, Fundación Otazu aspira a promover el diálogo entre industria, cultura o naturaleza”, sentencia Guillermo Penso.